Thursday, March 29, 2007

Ansiedad


No recuerda bien cuándo empezó a pasar. Le miraba y se sentía inquieta. Se ponía roja si sus ojos se cruzaban con los suyos. Y ni se imaginaba qué le ocurriría si algún día le decía algo. Ya no soñaba con que él le escribiera una carta con una declaración de amor. Ni le había elegido para tener algo de qué hablar con sus amigas. Quería cogerle las manos y acariciarle el pelo. Olerle y besarle el cuello. Susurrarle al oído qué cosas le daban miedo. Abrazarle y sentirse abrazada. Y que las palabras no se acabaran nunca.

Temblaba si pasaba cerca, si le veía pasar por la puerta de clase, si alguien hablaba de él. Tenía una necesidad nueva, que le asustaba. Que no se iba. Que sabía que no se iría, aunque con los años cambiara de nombre. Nerviosismo. Ansiedad...

1 comment:

Anonymous said...

Sospecho que a todos nos ha pasado algo similar en el colegio, preciosa Mercedes... Pero hay una particularidad en eso y es que cuando te pasa por primera vez, queda irremediablemente soldado a tu memoria. Años después, ese recuerdo siempre sigue vivo, pese a que en el intervalo, todos tenemos muchos más amores platónicos (creo que el concepto no es realmente ese). La edad ya no tiene importancia en esos casos. Podemos tener 20, 30, 35 ó 40 años y seguir teniéndolos continuamente. Y son esos realmente los que nos hacen seguir soñando y viviendo. Es muy probable que tu misma –no tengo la menor duda– seas el amor platónico de alguien o algunos que te rodean. Lo ideal, en realidad, es que tu nunca te enteres. Pero eso, es a veces improbable...