Ya sé lo que quiero hacer cuando sea mayor. Ni dueña de una papelería, ni bibliotecaria. Quiero ser florista y tener una tienda llena de plantas y de olores diferentes, preparar ramos de novia y de enamorados e hincharme a vender rosas en San Valentín y el Día de la Madre. Últimamente siempre me da envidia el hombre del puestecillo de flores que está delante del parque por el que paso todos los días. Me tienta comprarme unas margaritas. O un girasol. Y miro alrededor y veo el parque otra vez verde y el sol encima de mi cabeza. Da igual que haga frío, ya ha llegado la primavera.
2 comments:
Todos los domingos se ponen en la puerta de mi casa una familia de gitanos a vender flores. Si quieres les pregunto si necesitan a alguien que les eche una mano... Un besillo!!
Flores. Tantas como sentimientos.
La vida entre aromas y colores. Sin ser recargante.
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