¡Por fin juntos!

La tele de vez en cuando da pequeñas alegrías. Estaba tirada en el sofá dejando pasar las horas del típico viernes por la tarde (o sábado, o domingo) cuando haciendo zapping con mi madre nos encontramos con nuestro cocinero preferido, José Andrés, a punto de meter un termómetro a dos trozos gigantes de carne que estaba haciendo en el horno: “la temperatura de éste es unos dos grados y medio menor que la de aquél porque no lo hemos dorado antes… hay que llegar a los 50ºC para que esté en su punto…) Estábamos alucinando. Luego se fue a una pizarra a explicar (con foto incluida) que los “aminoácidos de las proteínas, al juntarse con la sacarosa del azúcar” (que no es lo mismo que la glucosa y la no sé qué –osa, al parecer), hacen que los alimentos se pongan marrones cuando se queman… ¿Un programa de cocina? Yo estaba más perdida que un pulpo en un garaje, no entendía nada…

Nos quedamos a verlo, más que nada para ver en qué quedaba al final el colorcillo de la carne a los 50 grados ésos. Y justo sonó el timbre… la visita de todas las tardes al apartamento “de soltero” de José Andrés… y quién era??? ERA ÉL!! Nancho Novo!!!
Entre los “qué maravilla” y “qué bien” y “mira” de José Andrés, Nancho, con cara de circunstancias, intentaba hacer ver que no desentonaba mucho en un programa como aquél, y claro, no lo consiguió… el cocinero intentaba hacer bromitas (no es lo suyo), Nancho sonreía con cara de póker, en fin, el hombre casi no abrió la boca excepto cuando por fin se sentaron a comer… Por cierto, José Andrés no le dijo ni una vez bien el nombre. Igual también por eso estaba un poco mosqueado… encima vino a promocionar su libro (al menos había uno encima de la mesa) y José Andrés no le comentó nada… ¿De qué hablarían luego?