Wednesday, January 17, 2007

Música entre horas

Desde el 6 de enero soy una viajera de metro más con casquitos en las orejas. He caído en la fiebre de los mp3, yo, que hasta hace nada tenía un walkman siempre sin pilas. Yo, que hasta ahora miraba con escepticismo a los que cargados con sus ipod cerraban los ojos, cantaban, te obligaban a escuchar lo que ellos escuchaban, se enredaban en sus cables al intentar bajar la música... Ya soy una más y voy, como ellos, aislada del resto de compañeros de hora punta. Lástima que siga viendo las malas caras. Aunque tampoco criticaré mucho, yo también la llevo a esas horas.



Tras algunos problemillas con un mp3 muy mono pero que se niega a funcionar si no le conectas a un programa que hay que bajarse de internet, me lo llené con la poquita música que tengo en el trabajo con el único ordenador que de momento ha querido llevarse bien con el programilla obligatorio. Así que empecé a subir y bajar escaleras mecánicas al ritmo de Fito y los Fitipaldis y El Último de la Fila. Al ritmo de "todo me queda grande para no estar contigo..." o "...sonríes en mis manos". Y me va cambiando el humor según el disco que escucho, aunque sea música que tenía un poco abandonada pero que me sigue recordando muchas cosas. Así que ya parezco una loca, como el resto, cuando no puedo evitar caminar hacia el trabajo tatareando una canción especialmente importante...

4 comments:

Anonymous said...

Yo prefiero ir con cascos por la calle y en el metro. Es más, odio que la gente hable alto por la mañana en el transporte público o en la calle. No ves que voy escuchando música, viejo de mierda?? Cállate la puta boca!! Jejejeje. Un beso!!

Anonymous said...

"ya no puedo darte el corazón... perdí mi apuesta por el rock and roll..."

peor es ir cantando sin casquitos

te lo debo! besos!

BUNBURY

Anonymous said...

en estos momentos alguien no me deja concentrarme en el aula de informática por la música alta...

que esto es la universidad, cojones!!

ABAJO LOS IPOD... jejeje

Anonymous said...

Dulces locos duces locos
que me animais mi trayecto cada mañana mientras me diluyo entre vuestras locuras.

Un abrazo.